Valladolid es una ciudad histórica, remontándose sus orígenes a la Edad Media, y sufridora de una gran transformación urbanística y de planeamiento, que ha condicionado de forma determinante la distribución de espacios de nuestra ciudad.
Tras el denominado Plan Mesones, que proponía un crecimiento rectilíneo y unidireccional, orientado hacia el sur de la ciudad. Esto produce el tan conocido Paseo Zorrilla, con las grandes arterias principales de Puente Colgante, atravesándolo, así como en su discurrir paralelo, la Carretera de Rueda.
Al otro lado del río, cruzando el puente que comunica la zona de El Corte Inglés con la nueva expansión setentera del Barrio de Parquesol, presentado con el Plan Parcial de 1974, en la única colina de la ciudad, con edificaciones verticales de gran altura y privilegiadas vistas sobre la ciudad, dejando las partes más inclinadas y de mayor pendiente para edificaciones más bajas y con una menor densidad de población, de tipo chalet. Este fue el comienzo de un nuevo nicho urbanístico de la ciudad, a día de hoy, el segundo más poblado después de la Rondilla de Santa Teresa, que analizaremos en entradas posteriores.
(Fuente: Archivo Municipal de Valladolid)
Esto supuso que, con Huerta del Rey, se producía una expansión urbana hacia el Oeste, un cambio del concepto de urbanizar, con espacios más amplios en los edificios y de las zonas comunes, la creación de las denominadas parcelas, con las primeras piscinas y canchas deportivas comunitarias de la ciudad. Un salto hacia la calidad de vida.
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